Una delegación de la Diócesis de San Ignacio de Velasco, encabezada por el obispo Monseñor Robert Flock, presentó este miércoles en el Salón de Sesiones del Concejo Municipal de San José de Chiquitos el proyecto de construcción del Cristo de la Esperanza del Monte Turubó. La iniciativa, que contempla una inversión mayoritariamente a cargo de la institución eclesial y busca impulsar el turismo espiritual en la región chiquitana, enfrenta un trámite administrativo paralizado para la transferencia del terreno.
El evento, realizado en la mañana del 12 de noviembre, reunió a concejales municipales y representantes eclesiales para socializar los avances de esta obra emblemática, que se erigirá en el Cerro Turubó como un símbolo de fe y desarrollo local. Monseñor Robert Flock, obispo de la Diócesis de San Ignacio de Velasco, lideró la exposición destacando la dimensión espiritual y económica del proyecto. Flock enfatizó que la construcción no solo representará un hito religioso, sino también un polo de atracción para peregrinos y turistas, alineándose con la visión compartida entre la Iglesia católica y las autoridades locales para fomentar un desarrollo turístico sostenible en San José de Chiquitos.
En el cuerpo de la presentación, se detalló que el convenio entre la Diócesis y el Gobierno Autónomo Municipal de San José de Chiquitos ya existe, pero no ha sido remitido oficialmente al Concejo para su conocimiento. Casi el 100% de la inversión millonaria —estimada en cifras significativas por la entidad religiosa— será asumida por la Diócesis, con una mínima contraparte municipal destinada a aspectos logísticos y de infraestructura complementaria. La monumental estatua de Cristo superará los 50 metros de altura desde los pies hasta la cabeza, posicionándola como una de las más imponentes de Bolivia y comparable en escala al Cristo de la Concordia en Cochabamba, que alcanza 34 metros de altura.
El diseño y ejecución técnica están a cargo de un consorcio de arquitectos cochabambinos: «Moscoso Arquitectura», firma con amplia experiencia en infraestructuras similares, incluyendo el paisajismo y diseños de apoyo para el Cristo de la Concordia —inaugurado en 1987 y hoy un ícono turístico de Bolivia—. Este equipo ha avanzado en estudios preliminares, como el reciente estudio geotécnico del terreno, licitado por el municipio para garantizar la estabilidad de la estructura en el monte. Sin embargo, para desbloquear la continuidad de las obras y la inyección de fondos adicionales, la Diócesis requiere urgentemente la transferencia oficial del predio del Cerro Turubó a su patrimonio. El documento correspondiente se encuentra paralizado en el Municipio, lo que ha generado preocupación entre los promotores del proyecto.
Avances previos, como inspecciones municipales lideradas por el Ejecutivo y romerías al cerro en julio pasado, han mantenido el impulso comunitario. Estas actividades incluyeron reconocimientos a las obras iniciales, reforzando el compromiso local por convertir el sitio en un espacio de encuentro espiritual y económico. «Este Cristo no es solo una estatua, sino un faro de esperanza para nuestra región chiquitana, que une fe, cultura y prosperidad», declaró Monseñor Flock durante la sesión, instando a los concejales a agilizar los trámites para evitar demoras en una obra que ya ha perforado el terreno para estudios de suelo y avanza sin detención.
Una vez resuelto el tema de la transferencia territorial, las obras propiamente dichas se iniciarán para concluirlas lo mas rapido posible. La Diócesis invita a la comunidad a sumarse a esta iniciativa, que promete transformar el Monte Turubó en un destino de peregrinación similar a otros sitios sagrados bolivianos, impulsando el empleo local y la preservación del patrimonio jesuítico de San José de Chiquitos.
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