Con una ceremonia solemne y austera, el Papa Francisco fue sepultado hoy en la Basílica de Santa María Mayor, cumpliendo su deseo de un entierro sencillo, alejado de las tradiciones opulentas de los pontífices anteriores. Cientos de miles de fieles, junto a líderes mundiales, acompañaron el cortejo fúnebre desde la Plaza de San Pedro hasta su lugar de descanso final, en un evento que reflejó la humildad que caracterizó su papado de 12 años.
La jornada comenzó con una misa fúnebre en la Plaza de San Pedro, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, a la que asistieron aproximadamente 250,000 personas, incluyendo 50 jefes de Estado y 10 monarcas. La ceremonia, que incluyó lecturas en múltiples idiomas como francés, árabe y chino, destacó el carácter inclusivo del pontífice. Según reportes, figuras como el presidente estadounidense Donald Trump y el príncipe William estuvieron presentes, mientras que representantes de Rusia, Israel y China no confirmaron su asistencia.
Tras la misa, el féretro de madera de ciprés, elegido por Francisco para romper con la tradición de los tres ataúdes de ciprés, plomo y roble, fue trasladado en un “papamóvil” descubierto a través de las calles de Roma. Miles de personas se congregaron a lo largo del recorrido, desde el Coliseo hasta la Basílica de Santa María Mayor, donde el Papa visitó más de 100 veces durante su pontificado.
El entierro, realizado en privado, fue liderado por el cardenal Kevin Farrell, Camarlengo de la Iglesia, y contó con la presencia de familiares de Francisco y líderes eclesiásticos. En un gesto simbólico, 40 invitados especiales, incluyendo personas sin hogar, migrantes, prisioneros y miembros de la comunidad transgénero, formaron una guardia de honor en las escalinatas de la basílica, reflejando el compromiso de Francisco con los marginados. Su tumba, en cumplimiento de su testamento, es una sencilla sepultura en la tierra, marcada únicamente con la inscripción “Franciscus”.
En X, las publicaciones de Reuters destacaron la procesión del féretro y la presencia de fieles aplaudiendo al Papa en su último recorrido, mientras que otras reacciones en la plataforma subrayaron la ruptura con la tradición al elegir Santa María Mayor como lugar de sepultura, la primera vez en más de un siglo que un Papa no es enterrado en el Vaticano.
El Vaticano anunció que el acceso al público para visitar la tumba comenzará el domingo 27 de abril, iniciando un período de duelo de nueve días conocido como “Novemdiales”. En los próximos días, se espera que se fije la fecha para el cónclave que elegirá al sucesor de Francisco, probablemente a partir del 5 o 6 de mayo.
El entierro de Papa Francisco no solo marcó el fin de una era para la Iglesia Católica, sino que reafirmó su legado como un “Papa del pueblo”. Su elección de simplicidad, incluso en la muerte, deja un mensaje claro: la humildad y la cercanía con los más necesitados deben guiar el futuro de la Iglesia. Mientras Roma llora su partida, el mundo espera con atención los próximos pasos del Vaticano en la elección de un nuevo líder espiritual.