Tras el fallecimiento del Papa Francisco el pasado 21 de abril a los 88 años, el Vaticano se prepara para un cónclave que podría marcar un antes y un después en la historia de la Iglesia Católica. Las profecías de Nostradamus, que hablan de un «Papa Negro» y el posible fin de los tiempos, han resurgido con fuerza, generando especulaciones en redes sociales y medios de comunicación. Mientras los 138 cardenales electores se reúnen para elegir al nuevo pontífice, el mundo observa con expectación si estas predicciones apocalípticas encontrarán eco en el próximo líder de la Iglesia.
El cónclave, que se espera inicie en los próximos días, se desarrolla en un contexto de incertidumbre global y tras un papado transformador como el de Francisco, conocido por su enfoque progresista y su defensa de los marginados. Según el protocolo vaticano, los cardenales menores de 80 años se reunirán en la Capilla Sixtina para votar en un proceso secreto hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. Entre los nombres que suenan con fuerza están el cardenal ghanés Peter Turkson, de 76 años, y el guineano Robert Sarah, de 79 años, ambos de origen africano, lo que ha avivado las teorías sobre la llegada de un «Papa Negro». Otros candidatos incluyen al húngaro Peter Erdo, el italiano Matteo Zuppi y el irlandés Kevin Farrell, quien desempeña un rol clave en la transición.
Las profecías de Nostradamus, publicadas en 1555 en su libro Las Profecías, han captado la atención mundial. Una de sus cuartetas, interpretada libremente, sugiere una secuencia de papas: “Primero vendrá un Papa extranjero, luego un Papa viejo y, finalmente, un Papa negro, y con él, el fin del mundo”. Muchos identifican al “Papa extranjero” con Juan Pablo II o Benedicto XVI, y al “Papa viejo” con Francisco, quien falleció a una edad avanzada. La mención del “Papa Negro” ha generado dos interpretaciones principales: una literal, que apunta a un pontífice de origen africano, y otra simbólica, que lo relaciona con los jesuitas, conocidos como “sacerdotes negros” por sus vestimentas y su influencia. Francisco, siendo el primer Papa jesuita, ya fue vinculado a esta profecía por algunos.
Estas especulaciones se entrelazan con la profecía de San Malaquías, un arzobispo irlandés del siglo XII, quien supuestamente predijo una lista de 112 papas hasta el fin de los tiempos. Según esta teoría, Francisco habría sido el número 111, y el próximo pontífice, descrito como “Petrus Romanus”, sería el último, presidiendo un periodo de grandes tribulaciones. En la Basílica de San Pablo, donde se exhiben retratos de los papas, se señala que solo queda espacio para una imagen más, lo que alimenta las teorías apocalípticas.
En redes sociales, las discusiones están al rojo vivo. En X, usuarios como
@s4itanxtreme
han afirmado que el cardenal Robert Sarah podría ser el “Papa Negro” predicho, mientras que
@SoniaDF
combina las profecías de Nostradamus y San Malaquías, sugiriendo que el próximo Papa podría ser “Pedro Romano”. Otros, como
@colinamanucci
, advierten que la elección de un Papa africano cumpliría la predicción del “fin del mundo”. Sin embargo, algunos internautas aclaran que el término “Papa Negro” podría referirse al líder de los jesuitas, no necesariamente al color de piel, y señalan que Francisco ya habría cumplido esta profecía.
En plataformas como Facebook, publicaciones de medios y usuarios han viralizado la profecía, relacionándola con los 33 cardenales africanos entre los electores, 23 de los cuales fueron nombrados por Francisco. Artículos de sitios como El Cronista y Marca destacan que la elección de un Papa de origen africano representaría un cambio histórico, reflejando el crecimiento del catolicismo en el hemisferio sur. Sin embargo, expertos teólogos advierten que las profecías de Nostradamus son ambiguas y carecen de sustento científico, instando a la cautela ante interpretaciones sensacionalistas.
Otra predicción de Nostradamus que genera inquietud menciona la destrucción de la “Ciudad de las siete colinas”, interpretada como el Vaticano, lo que algunos vinculan a un posible colapso institucional o espiritual de la Iglesia. Aunque estas ideas han sido debatidas durante siglos, el contexto actual –con tensiones globales, crisis climáticas y la reciente muerte de Francisco– ha amplificado su impacto.
Mientras el humo blanco anuncia la elección del nuevo Papa, el mundo espera no solo un líder espiritual, sino también respuestas a las preguntas que las profecías de Nostradamus y San Malaquías han sembrado. ¿Será el próximo pontífice un símbolo de renovación para la Iglesia, o el heraldo de un cambio apocalíptico? Solo el tiempo, y los votos de los cardenales, lo dirán. Lo cierto es que, en un mundo sediento de certezas, las palabras de un astrólogo del siglo XVI siguen resonando con una fuerza que trasciende los siglos.