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BLOOMING SE HUNDE, Y LO MÁS GRAVE, NO DESPIERTA

Blooming necesita convencerse que cada partido es una final, que el crédito se agota, que el agua ya le llega al cuello porque el descenso está cada vez más cerca. La sonrisa de algunos tras el final, el intercambio de camisetas y la falta de un dolor por la caída, es el claro reflejo de cómo se toma el actual momento, que por cierto es crítico porque tras la caída por 2-1 ante Mamoré en Trinidad el equipo sigue condenado al descenso a falta de 18 partidos.
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La tabla del punto promedio hoy te dice que Blooming, tras quedarse con 12 puntos en la tabla del ‘todos contra todos’, registra un 0,8125 que lo coloca último y en estos momentos en puestos de descenso directo. La situación es difícil porque se siguen cometiendo errores groseros que terminan pasando factura. Este sábado fallaron Richet Gómez que cometió un penal inadmisible y Abraham Cabrera que dejó cabecear a Mendoza. Costaron dos goles. Y como detalle, este 2023 descienden dos de forma directa y el antepenúltimo va al indirecto.
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Es cierto, pudo empatar, si el palo no le devolvía el remate a Rafinha (49’) o si el árbitro Dilio Rodríguez convalidaba el gol de Fernando Arismendi (80’) que el VAR evidenció que le pegó con el brazo antes que el balón entrara. Pero también, lo es que al equipo le falta el nervio de los equipos grandes que necesitan sacarse cuando antes el fantasma del descenso que agobia, en estos momentos, más a los hinchas que a dirigentes y plantel.
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El fixture establece que cada equipo debe disputar 32 partidos en el ‘todos contra todos’ y diez partidos –en primera fase- de Copa o torneo por series. Y la vela se le consume cada vez más a Blooming que no logra darle la vuelta a la situación y que –da la impresión- que solo espera al 4 de junio para comenzar a habilitar ‘refuerzos’ que puedan salvar la situación. Ese periodo corto de habilitación se cierra el 6 de julio.
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Ante Mamoré era un partido de esos que considera de seis puntos, porque se trata de un rival directo en procura de no descender. Y el equipo perdió. Es más, Blooming tuvo la ventaja de inicio porque Gastón Rodríguez puso el 0-1 ¡a los 26 segundos! Gol de vestuario tras pase de Pedro Siles y mal cierre del meta Marco Vaca que no había terminado de ponerse los guantes tras cambiarse de medias. Esa ventaja la academia no la aprovechó.
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Porque su rival, rápido en ofensiva con el paraguayo Miguel Mauricio Mendoza encendido, logró el 1-1 a los 11’ gracias a un penal que Richet Gómez le cometió a Mendoza en un balón dividido en el área rival. Leandro Zaspe cambió por gol esa posibilidad. Hasta el final de esa etapa Pablo Gómez pudo desnivelar para el local y Rodríguez para la visita; en ambas, las intervenciones de Uraezaña y Daniel Vaca, respectivamente, fueron decisivas.
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En el complemento el partido tuvo momentos altos como el zapatazo de Rafinha al poste que Mamoré respondió con un cabezazo de Mendoza (56’) para el 2-1. El guaraní le ganó en el salto a Cabrera y terminó superando al meta rival que n pudo desviar. Luego pudo haber igualado Blooming, pero cuando Arismendi marcó su brazo fue el que descolocó al arquero beniano. La molestia de Carlos Bustos y los hinchas no se hizo esperar.
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Ese tramo final fue de nervios para el local porque sabía lo que se jugaba. ¿Blooming no? El único que fue y reclamó, que presionó, que intentó contagiar el nervio que le faltó a sus compañeros, fue Juan Carlos Arce. Al final la academia cruceña no pudo, mientras que Mamoré lo festejó como un triunfo doble, que en realidad lo fue porque hundió a su rival no solo en el ‘todos contra todos’, sino en el punto promedio. ¿Podrán reaccionar? Cada vez queda menos en el reloj de arena que tiene nerviosos –de momento- solo a los hinchas.
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Periodista: Mauricio Cambará F.
Foto: Prensa Mamoré

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